Alfredo Sosabravo

Alfredo Sosabravo (Sagua La Grande, Villa Clara, 1930). Premio Nacional de Artes Plásticas 1997.

El arte de Alfredo Sosabravo puede definirse como una comunión con la felicidad misma. La pintura, la escultura, el grabado, la xilografía, la cerámica, la colografía, entre otros formatos, conforman ese universo marcado por la profundidad, el volumen y la exuberancia del color en cada creación que su pulso pictórico decida concederle el privilegio de la vida.

Las figuras de Sosabravo son una mixtura de la realidad con la imaginación del artista. Nada es tal cual como se representa en el mundo material y corpóreo. Sus personajes son exóticos y muy originales. Destaca en ellos la exclusiva presencia del color como resultado de una figuración donde cada tonalidad y las formas protagonizan un binomio de excelencia, encaminado hacia la búsqueda de lo subjetivo, el asombro y las complejas dinámicas de representar lo nunca antes visto.

El mundo del artista versa también sobre las distintas maneras de representar lo humano, lo ético, la poesía, la música o las alegorías al cine en cualquiera de sus pretextos creativos. Sosabravo facilita un éxtasis total en sus obras; en tal espacio palpita una extraña sensación de alegría permanente, ajena a preocupaciones o ansiedades. Acompaña su discurso la plenitud extrema, antecedida por un ejercicio constante y disciplinado.

La palabra también es parte esencial de las narraciones visuales que nacen en su estudio. Las piezas de su autoría dejan entrever la necesidad de la lectura como acompañamiento de la propuesta pictórica. Surge así un diálogo primario entre la obra y el espectador como canal de pensamiento lleno de símbolos y recursos que hacen más fascinante la aventura con las creaciones del maestro.

A lo largo de los años, el connotado artista ha desarrollado lo que él llama “humor blanco”, una visión humorística no agresiva, muy respetuosa y colorida, reflejo de su personalidad. Con más de 90 años, Sosabravo mira al mundo a través de sus ojos de niño y de ahí germina la pureza y la vehemencia de sus obras.

Obras del artista se encuentran en importantes colecciones de Estados Unidos, Alemania, Holanda, Italia, Suiza, Puerto Rico y otras naciones.

En el año 2007 Sosabravo recibió la Orden de Mérito Italiana por sus inigualables obras realizadas en Murano, que han aportado una figuración diferente y una manera diversa   de entender la escultura en ese país.

Frase de Alfredo Sosabravo: “A nadie le cae el estilo del cielo, hay que experimentar y evolucionar. Es un proceso de búsqueda continua en el cual el artista puede observar y analizar su consolidación”.

 

Alfredo Sosabravo (Sagua La Grande, Villa Clara, 1930). Premio Nacional de Artes Plásticas 1997.

El arte de Alfredo Sosabravo puede definirse como una comunión con la felicidad misma. La pintura, la escultura, el grabado, la xilografía, la cerámica, la colografía, entre otros formatos, conforman ese universo marcado por la profundidad, el volumen y la exuberancia del color en cada creación que su pulso pictórico decida concederle el privilegio de la vida.

Las figuras de Sosabravo son una mixtura de la realidad con la imaginación del artista. Nada es tal cual como se representa en el mundo material y corpóreo. Sus personajes son exóticos y muy originales. Destaca en ellos la exclusiva presencia del color como resultado de una figuración donde cada tonalidad y las formas protagonizan un binomio de excelencia, encaminado hacia la búsqueda de lo subjetivo, el asombro y las complejas dinámicas de representar lo nunca antes visto.

El mundo del artista versa también sobre las distintas maneras de representar lo humano, lo ético, la poesía, la música o las alegorías al cine en cualquiera de sus pretextos creativos. Sosabravo facilita un éxtasis total en sus obras; en tal espacio palpita una extraña sensación de alegría permanente, ajena a preocupaciones o ansiedades. Acompaña su discurso la plenitud extrema, antecedida por un ejercicio constante y disciplinado.

La palabra también es parte esencial de las narraciones visuales que nacen en su estudio. Las piezas de su autoría dejan entrever la necesidad de la lectura como acompañamiento de la propuesta pictórica. Surge así un diálogo primario entre la obra y el espectador como canal de pensamiento lleno de símbolos y recursos que hacen más fascinante la aventura con las creaciones del maestro.

A lo largo de los años, el connotado artista ha desarrollado lo que él llama “humor blanco”, una visión humorística no agresiva, muy respetuosa y colorida, reflejo de su personalidad. Con más de 90 años, Sosabravo mira al mundo a través de sus ojos de niño y de ahí germina la pureza y la vehemencia de sus obras.

Obras del artista se encuentran en importantes colecciones de Estados Unidos, Alemania, Holanda, Italia, Suiza, Puerto Rico y otras naciones.

En el año 2007 Sosabravo recibió la Orden de Mérito Italiana por sus inigualables obras realizadas en Murano, que han aportado una figuración diferente y una manera diversa   de entender la escultura en ese país.

Frase de Alfredo Sosabravo: “A nadie le cae el estilo del cielo, hay que experimentar y evolucionar. Es un proceso de búsqueda continua en el cual el artista puede observar y analizar su consolidación”.