“El volumen lo tenía incorporado más fácil que el color” (Parte II)

La primavera, escultura de Rafael San Juan
La primavera, escultura de Rafael San Juan.

Corría la infancia de Rafael San Juan en La Habana y había algo en las esculturas ubicadas en los parques de la ciudad que llamaban su atención. Resulta un tanto raro ver a un niño que dedique su tiempo a examinar la figura y el volumen de una determinada creación, hablando de generalidades como es lógico. A esa edad prevalece el grupo, las risas y cierta ingenuidad.

Los años demostraron que San Juan no era un niño común, porque de aquella inquietud por las formas se convirtió en resultados capaces de sorprender la mirada de miles de hombres y mujeres. Tan solo basta mirar la escultura Primavera en el malecón de La Habana para saber que su autor es un hombre extremadamente feliz y con una capacidad creativa inmensa.

Primavera tiene una historia fascinante con fuertes vínculos con el ballet de Cuba y así lo cuenta el artista: “Fue una pieza que se diseñó, modeló y creó en Cuba, con el sentido de hacer un homenaje a la mujer cubana. Tuvo un camino muy largo. Muchas veces fui a Danza Contemporánea de Cuba y al ballet para sacar el carácter de la obra, que llevó más de un año de trabajo”.

“La espontaneidad del movimiento salió de unas poses con Viengsay Valdés, a quien después de un diálogo le digo: “¿Cómo es tu postura cuando sales al público fuera de Cuba, que al final representas lo que puede ser la esencia de una mujer cubana para muchos?”.

 

Primavera.

 

“Yo le estaba tomando fotos y de ahí salió lo que es el giro del cuello. El rostro se trabajó con muchas mujeres, algunas del ballet, para el resultado de los labios, los ojos, el pelo.  Las flores en la cabeza son mariposas porque quería que la pieza tuviera una esencia cubana”, reconoció San Juan.

“Todos esos elementos construyeron el ángel de esa escultura. Las maquetas se llevaron a bronce inicialmente para inmortalizar la obra y por pedido también del público de tener una réplica de la maqueta original”, añadió el artista.

La Primavera cuenta además con varias piezas originales realizadas en mármol, resultado de un proyecto de colaboración con la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, en especial con el fallecido Historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal Spengler.

“Se hizo la primera pieza, que la conservaba él. De ahí se realizaron un grupo de otras obras como la que está en Máxima. Son piezas únicas, la piedra es diferente, a pesar de que es mármol de carrara. Una por una las terminé a mano”, confiesa Rafael.

Por tratarse de una escultura emplazada en un sitio público y tan cerca del mar, su autor trabaja en crear una réplica en acero inoxidable. La idea, nos comenta San Juan, es ubicar la obra actual en un lugar más intimista, “donde el mar le haga menos daño y quizás donde pueda quedarse el vestigio de lo que fue la erosión del mar, que es parte de la vida”.

 

La primavera en bronce, obra de Rafael San Juan

Primavera.

 

¿Qué caracterizan las esculturas monumentales de Rafael San Juan?

La escultura monumental que he hecho durante los últimos 11 años, en primer lugar, ha sido muy importante porque fluyó de manera muy transparente como resultado de mi trabajo como escultor y escenógrafo, donde las cosas siempre tienen una gran escala.

A partir de ahí y de varias relaciones con arquitectos, mi primera pieza monumental se emplazó en ciudad de México y fue en un edificio del arquitecto Teodoro González de León, Premio Nacional de Arquitectura en México, autor del auditórium de México, del Museo Rufino Tamayo, así como de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional.

Yo lo conocí en una edad madura y me invitó a exponer unas obras en la explanada de La Torre. En ese momento le presenté el conjunto de tres esculturas “Vientos del norte”.

Inclusive, tengo obras para este tipo de espacio que son más polémicas; otras hacen un cumplido estético más integrado a la comunidad, a la sociedad, al desarrollo. En mi opinión evoco a que se hagan, al final serán una reflexión sobre realidades de nuestro mundo.

De los materiales me gusta mucho el acero y el concreto porque son más contemporáneos, el hombre es reflejo de lo que ha evolucionado a través de ellos.

Son materiales que por excelencia representan la humanidad actual. Todavía no hemos encontrado, de manera sustituible, materiales a esa escala de producción. Me gusta usarlos porque son portadores de su propio contenido. Cada pieza pública tiene detrás una investigación.

 

Primavera.

 

La escultura monumental y la pública son parte importante de mi carrera. He dejado o sacrificado proyectos de exposiciones personales con tal de hacer obras públicas. Las nuevas generaciones tienen una tendencia de ir hacia las redes y visitar menos museos o espacios culturales.

Para mí la obra pública es el primer acercamiento fuera de un espacio de arte, donde el espectador y el transeúnte de una manera no voluntaria se pueden encontrar con estas piezas y tener una experiencia.

En mi caso personal, cuando niño, las primeras relaciones en el arte fueron con obras que vi en parques. Ese acercamiento a las formas y a los volúmenes es algo que sigue marcando una pauta para apostar por una obra pública.

Sentimientos como la pérdida y la tristeza afloran en algunas de sus piezas ¿Cómo concederle el dramatismo exacto sin sobrepasarse?

Cuestiono todo el tiempo muchos esquemas de la vida, de la sociedad y de todo tipo. Siempre uno debe tener un pensamiento optimista. Esa ecuación es lo que ves en las piezas, es decir, el dramatismo envuelto en una esperanza o en un avance por salir de la adversidad. Es parte de mi pensamiento, de mi actitud y también parte de cómo va tratándote la realidad para ir saliendo de esas consecuencias.

 

Obra reciente de Rafael San Juan.

 

¿En algún momento piensa venir a Cuba, tal vez con un algún proyecto?

La verdad siempre me siento viviendo en Cuba, tengo el estudio, la casa. Las veces que estoy fuera es porque el mismo trabajo me lo demanda.

En el 2019 estuve casi todo el año en Cuba, cuando se hizo Primavera estuve cerca de siete meses de manera continua. En las bienales también he estado de tres a seis meses. Cuando me preguntan donde vivo, digo que en Cuba. Muchos sienten que estoy en México porque he hecho mucha obra pública y de colección en ese país.

Pasa también con Estados Unidos, por ejemplo, hay obras en colecciones privadas y también en Europa. Normalmente no digo donde estoy, siempre ando de un lugar a otro. Así me ha tocado la realidad.