Cada vez que conversamos con Juan Suárez Blanco (JSB) surge una constante en el diálogo: la música y, en específico, la obra del gran Beethoven. En algún momento el artista piensa crear su novena sinfonía con los designios del arte abstracto o conceptual, porque de alguna manera, luego de más de 40 años de vida artística, piensa que su obra cumbre aún está por hacerse, por pensarse, materializarse y exhibirse.
De orígenes artemiseños y radicado en Pinar del Río desde hace décadas, JSB, sin saberlo, ha creado ya sus nueve sinfonías y mucho más. Sucede que para alguien tan exigente consigo mismo y con una disciplina impresionante, la gran obra de su autoría aún está por hacer. Tal vez sean las razones que lo impulsen a la superación constante, a no quedarse en las metas aceptables y escalar cada vez más ese universo que se llama el arte cubano contemporáneo.
Juan es un amante de los colores, del pop art, de Van Gogh y del mar. Y un hombre que sea capaz de reflejar todo eso en sus obras con un sello único, es un artista temible, de esos que no se las piensan dos veces para reinventarse porque sí, sin muchas explicaciones.
Durante los meses de aislamiento, el también profesor y escultor ha realizado numerosas pinturas y, entre ellas, sobresale una serie donde las nubes son el principio y el fin de los motivos pictóricos.
Llamamos entonces a Suárez Blanco para conocer detalles de las mencionadas piezas.
Juan Suárez Blanco (JSB) es un artista que fusiona varios recursos en sus obras ¿Qué materiales predominan en la nueva serie alegórica a las nubes?
Empecemos por la materia gris, es el primer recurso que acaricio para aprender a levitar sobre los encrespados y angostos caminos. Después con algunos medios aglutinantes, pigmentos, aceites, cera tibia, algo de sudor y rocío ocular vamos agregando talcos y polvos industriales, arena sílice, aserrín fino, etc, y así se va gestando la masa matérica para modelar sobre la tela, además de los diferentes pigmentos como óleos, acrílicos y algunos naturales acompañados por objetos que creamos e incorporamos según el contenido o concepto de la obra. Así va concluyendo el proceso creador, donde se registran rastros de nuestro ADN.
¿Por qué las nubes?
Son todo un símbolo bíblico y cosmogónico. En la filosofía hindú las nubes son el detonador de emociones profundas y místicas que versan sobre la meditación y la levitación.
Cada vez que abro las ventanas de mi atelier, ¡ahí están asomadas! esperando que yo las aprehenda para escribir y estampar sobre ellas mi biografía y la de todos los seres que amo.
Miguel Ángel después de muchos intentos fallidos encontró, en la estructura de una enorme nube, la imponente escena de la creación del hombre vista en la Capilla Sixtina. Solución definitiva para una de las obras más geniales de la Historia del Arte.
Peldaños de una escalera son las nubes, desde el punto de vista sígnico y semántico son el puente, los escalones entre la tierra y el cielo, lo terrenal y lo divino, expresando la comunión del hombre con la inmensidad del cosmos.
El espíritu de tranquilidad y paz predominante en la mencionada serie, ¿por cuánto tiempo cree que podrá plasmarlo en su arte?
Siempre he pensado dar al hombre lo mejor de mi arte, orientado sobre basamento de paz, sosiego, alegría y esperanza, aunque no siempre se logra.
He tratado de escuchar en la naturaleza y, en la propia sociedad, la voz de lo trascendente; son vibraciones e inquietantes sonoridades y sus sinfonías todas han llenado mi arsenal creativo para traducir con imágenes esa paz y ese amor para con los seres humanos.
¿Cuánto le ha ayudado a JSB la creación pictórica en los actuales tiempos tan convulsos?
El arte, la creación artística a través de la historia han ayudado al hombre en su transformación y proceso de humanización. En estos tiempos convulsos, acelerados, taquicárdicos, los hombres de buena voluntad con estoico esfuerzo tratan de percibir siempre el vaso casi lleno.
Los artistas que miran el futuro con optimismo siempre reflejarán en su obra la antítesis de los malos tiempos, como mecanismo de equilibrio y supervivencia para desdoblarse en la luz que se oculta en el reverso de las tempestades. Cada tromba esconde un inefable arcoiris. Esa es mi carta de navegación.
Llama la atención que, en medio de un contexto mundial tan adverso, su arte sea un remanso de paz.
Quiero para mis colegas y amigos toda la paz de este mundo y ellos saben que mi trabajo siempre ha proyectado la fe en el mejoramiento humano.
Desde mi niñez he tenido la convicción de que todos nuestros sueños pueden ser posibles. Acostado una tarde sobre la yerba húmeda observando con pupila atenta el navegar de las nubes por ese océano cósmico exclamé: ¡Las nubes se parecen a los sueños!; se hacen y se deshacen para reorganizarse y remodelarse en imágenes y formas superiores, sublimes y sobrehumanas.
¿Tiene otras creaciones ya terminadas o en proceso de producción?
En esta etapa de confinamiento he traído a la luz decenas de bocetos y estudios, así como ocho obras terminadas, inéditas.
En proceso de gestación se encuentra la obra No 9, un resumen de casi todo mi trabajo. Ahora en fase de estudios, bocetos y apuntes, puede ser mi Oda a la alegría, puede ser mi Novena Sinfonía, el tiempo dirá la última palabra.
Publicado 4/10/2021