Luces, 1ra exposición (11 de abril del 2019)

Description: 

Palabras del catálogo de Luces, a cargo de la curadora de arte Caridad Blanco

En la filosofía práctica de Kant, como en la vida, la máxima es una suerte de regla o principio ordenador que alcanza relevancia como propuesta de ordenamiento conductual. Esas normas que el día a día ha tornado valederas, constituyen sistemas de valores que funcionan en diferentes ámbitos. Los relativos a la existencia misma, la ética, la moral y los oficios, de entre algunos de ellos.  

Siguiendo el curso del pensamiento kantiano pueden identificarse dos focos de interés que esta exposición evoca con una intensión reflexiva. De una parte, el comportamiento humano capaz de ser (o no) modelado con arreglo a ciertos preceptos y, de otra, las normativas que se dan en el territorio del arte y de la propia praxis dentro de este campo. Ámbitos que pueden forjarse, a partir de lógicas de pensamiento y de actuación, y propiciar un carácter diferenciador tanto en los individuos como en lo que resulta de la creación.

Las máximas son esas luces que alcanzan a iluminar modos de vivir y fundar, de proceder y actuar, de intercambiar y coexistir. Rutas posibles para fraguar mundos, guías para proceder y contribuir a mejorar el contexto que cada quien habita. Desde ellas, es tal vez posible prefigurar un tejido social de nuevas utopías donde sean combustible y acción; energía transformadora.   

Vistas así, pueden igualmente aquilatarse como circunstancia indispensable para crecimientos artísticos como los que aquí concurren.  Respaldan esa construcción que es el «paisaje» en la poética de Rafael Villares, al crear una y otra vez ambientes comprometidos con los entornos naturales, a raíz de su interés en que tengamos mayor conciencia acerca de lo que nos rodea. Una intensión que se descubre en la intervención de espacios, en instalaciones, objetos, dibujos, pinturas y fotografías que rebasan la simple contemplación, apelando a lo sensorial y generando nuevas y también múltiples conexiones y posibilidades sentido.

Juan Suarez Blanco, por su parte, se mantiene en rigor a partir del gusto por el relato y la simulación que ha sido característicos en su trabajo, ahora cumpliendo el sueño –mediante la abstracción– de recrear desgarramientos, tajos, quemaduras, estructurando sitios a la manera de novedosos vía crucis, en tanto experimenta con múltiples superficies y con materiales pobres reciclados. Del proceder virtuoso con los distintos componentes, emerge esa luz (referencia mística y también animista) capaz de hacernos reparar en el devenir del tiempo, en la transfiguración de la materia y en la eterna contienda entre el bien y el mal.

Apelando al contraste del blanco y el negro y al valor simbólico de los elementos representados, Jorge López Pardo perpetúa la ascendencia minimalista de su dibujo. Sus imágenes recrean espectros capaces de abrir una inquietante brecha dentro de esa luminosidad deslumbrante que se ha vuelto característica en su producción simbólica reciente. La síntesis y la excelencia acompañan esa libertad con que el artista se manifiesta en sus ejercicios poéticos (filosóficos), con respecto al individuo y a la sociedad, sublimando ausencias y soledades.

La pintura cuestionadora de Douglas Pérez se mantiene abierta a la revisión de la historia, en tanto ha instrumentado la deconstrucción de ese relatado nacional que se sustenta como verdad. Su singular desempeño –calificado por muchos como neohistoricista- da continuidad, a través de diversas series, a sus aproximaciones de valor etnográfico, a su particular recuperación de la tradición del humor, lo mismo que a la convergencia de la cultura popular y la llamada «alta cultura», en ese gigantesco pastiche que es su obra, donde el espacio que ocupó el ingenio es hoy una ciudad de disparatada fantasía.  

En otro sentido, pero igualmente irradiante, están los gestos gráficos de Irving Vera. Sus trabajos constituyen un despertar de la imagen poética y son improvisaciones nacidas de sus propias experiencias de vida. Sus dibujos tienen una importante conexión con otras obras y autores de las artes visuales y de la literatura que él tiene como referentes.  En esta apuesta suya de estirpe conceptual, el texto es un catalizador de sentidos, en tanto su lirismo toca al espectador de forma sugestiva a partir de una sensibilidad que busca esas imágenes capaces hoy de hacernos vibrar.

Encontrar conexiones entre los sistemas que modelaron estos discursos (y a sus autores) y los que deben guiar un espacio para el arte, lleva a este alumbramiento. 

 

Caridad Blanco de la Cruz

 

En este video te presentamos como vivimos la inauguración de Luces en Máxima Estudio-Taller, a través del testimonio de sus protagonistas y público presente.