Rafael San Juan

Rafael San Juan (La Habana, 1973)

La escultura cubana contemporánea tiene desde hace años un nuevo referente, Rafael San Juan. Su obra más conocida Primavera resultó un rotundo éxito en la XII Bienal de La Habana, en el año 2015.

De ahí en adelante, ese paisaje artístico acompañaría diversas escenas de La Habana a nivel visual. Las creaciones de San Juan presentan una relación indiscutible con lo humano, con esa conexión ancestral del hombre con la escultura, desde las primeras civilizaciones hasta la actualidad.

En cada una de sus representaciones es preciso advertir la mirada austera, cuando se trata de representar la figura humana, la anatomía que impacta por su grado de exquisitez en el paisaje de los ojos, el rostro y la morfología del cuerpo, testimonio de lo sublime.

El prolífero artista sabe concederle el ángulo adecuado a cada obra para lograr un resultado visual de gran impacto, en cuanto a percepción y análisis de un discurso extraordinario, ya que prevalece la indiscutible confirmación de presenciar una obra inmensa en su sentido espiritual, independientemente de las dimensiones.

Su trabajo más conocido son las esculturas públicas, aunque domina con igual maestría las creaciones en mediano y pequeño formato, como las Primaveras del catálogo de Máxima, por solo citar algunas piezas de su autoría.

En el acero, el mármol y el bronce, entre otros elementos, San Juan ha encontrado el camino perfecto para dominar el arte de la escultura y otorgarle la permanencia del tiempo, bajo formas que desafían la altura de los hombres y a su vez resaltan la ineludible capacidad de la mente para dar vida a lo inanimado.

La maravilla se encuentra en el justo instante en que desembaulamos por la ciudad y ante nuestros ojos aparece la inmensidad de un conjunto escultórico como espectáculo para la mirada.

Conocida es la escultura por ser una disciplina de laboriosidad, de talento. Rafael nos pone delante una fehaciente prueba de sus destrezas para dominar tal manifestación creativa. Los nacimientos de su corpus artístico vienen dados por una observación constante de los cuerpos, su funcionamiento y son además una poderosa enseñanza de lo humano como territorio sagrado.

Frase del artista: "Soy muy observador. Siempre estoy en una constante revisión anatómica de cada quien. Me gusta observar los ojos, la nariz, los cuerpos de todo tipo".
 

 

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Rafael San Juan (La Habana, 1973)

La escultura cubana contemporánea tiene desde hace años un nuevo referente, Rafael San Juan. Su obra más conocida Primavera resultó un rotundo éxito en la XII Bienal de La Habana, en el año 2015.

De ahí en adelante, ese paisaje artístico acompañaría diversas escenas de La Habana a nivel visual. Las creaciones de San Juan presentan una relación indiscutible con lo humano, con esa conexión ancestral del hombre con la escultura, desde las primeras civilizaciones hasta la actualidad.

En cada una de sus representaciones es preciso advertir la mirada austera, cuando se trata de representar la figura humana, la anatomía que impacta por su grado de exquisitez en el paisaje de los ojos, el rostro y la morfología del cuerpo, testimonio de lo sublime.

El prolífero artista sabe concederle el ángulo adecuado a cada obra para lograr un resultado visual de gran impacto, en cuanto a percepción y análisis de un discurso extraordinario, ya que prevalece la indiscutible confirmación de presenciar una obra inmensa en su sentido espiritual, independientemente de las dimensiones.

Su trabajo más conocido son las esculturas públicas, aunque domina con igual maestría las creaciones en mediano y pequeño formato, como las Primaveras del catálogo de Máxima, por solo citar algunas piezas de su autoría.

En el acero, el mármol y el bronce, entre otros elementos, San Juan ha encontrado el camino perfecto para dominar el arte de la escultura y otorgarle la permanencia del tiempo, bajo formas que desafían la altura de los hombres y a su vez resaltan la ineludible capacidad de la mente para dar vida a lo inanimado.

La maravilla se encuentra en el justo instante en que desembaulamos por la ciudad y ante nuestros ojos aparece la inmensidad de un conjunto escultórico como espectáculo para la mirada.

Conocida es la escultura por ser una disciplina de laboriosidad, de talento. Rafael nos pone delante una fehaciente prueba de sus destrezas para dominar tal manifestación creativa. Los nacimientos de su corpus artístico vienen dados por una observación constante de los cuerpos, su funcionamiento y son además una poderosa enseñanza de lo humano como territorio sagrado.

Frase del artista: "Soy muy observador. Siempre estoy en una constante revisión anatómica de cada quien. Me gusta observar los ojos, la nariz, los cuerpos de todo tipo".